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Ay, qué pena, no sabía que estabas despierto, o sea que...
Sí, ya me desperté, eh...
Ay, qué pena contigo, oye, lo que pasa es que yo entré y te iba a pedir un favor
y pues tenía tu pene salido de la toalla y no me pude resistir y me cagué temiéndolo.
Pero me hubieras despertado y ya, igualmente después lo disfruté bastante.